Betis... ¡Y olé!

El Curro-Betis volvió a ganar. Partidazo de los tres masacrados verdiblancos, reivindicandose. Chaparro, a un paso de la renovación.

Si alguien esperaba una victoria contra el Atlético en el Calderón en todo Madrid, desde luego, ese era yo. El ambiente en el estadio era espectacular, no me voy a quedar con detalles tácticos del encuentro, ni criticaré a Casto por cantar, y de que manera, en el tanto de Agüero. Me quedo con el e-q-u-i-p-o que fue ayer el Betis.

Presión, esa palabra que es fundamental en el fútbol, que todos conocíamos, y Chaparro descubrió en el pasado partido. El Betis salió a ganar, mordiendo, sin miedo. No nos jugabamos gran cosa, aunque el resultado del Zaragoza vs Recre hubiera traído a Heliópolis los fantasmas del descenso.

Increíble el partidazo de Jose Mari, lo veía y no podía creerlo. Jugando sin balón, peleando, buscando el tiro, desahogando el juego, cayendo a banda... sencillamente increíble. Odonkor comenzó a demostrar pequeños destellos de calidad (?) técnica, y se pareció algo más al que deslumbró con el Borussia. Xisco jugó otro partidazo, y en general, todo el equipo, salvo Casto en el primer gol, aunque hay que decir que estuvo muy seguro por alto.

El primer gol bético llegó gracias a un tiro de Jose Mari, entrañaba peligro, pero Leo Franco despejó justo al punto de penalti, donde estaba Juande para marcar a placer. El Betis se gustaba, jugabamos bien, y llegó el gol colchonero en la jugada ya citada. El Atleti hizo un amago de ir a por el partido, pero se diluyo con el paso del tiempo, y más cuando se reaunudó el juego tras el descanso.

Al Betis le costó unos minutos recomponerse, pero finalmente lo hizo gracias a una falta inocente de Pablo (ay, Pablo...) a Jose Mari en la frontal que Xisco se encargó de transformar sensacionalmente, con una pequeña ayuda de Leo Franco, que tardó en tirarse unos segundos que le resultaron fatídicos. El Atleti seguía sin querer jugar, ninguno hacía su trabajo y el equipo sevillano les ahogaba por momentos, hasta que llegó el jugadón de la jornada. Melli cogió el balón en su propio área y se fue sorteando contrarios hasta unos metros antes de la frontal atlética, dando una asistencia que Capi no deshechó. Era el 1-3, el partido estaba visto para sentencia.

A partir de ahí, gritos contra los jugadores, contra el técnico, y la familia Gil. Y eso que aún pudo llegar el cuarto...